El tiempo y el colegio

El tiempo y el colegio se convirtió en una explicación interesante.
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El tiempo en la playa era diversión, el día era cálido y vivo, más azul no podía ser, estaba ahí con unas amistades de la adolescencia. Iba a la playa con sus padres, era muy habitual, la playa estaba a un poco más de una hora de la ciudad. Rondaba los 16 años, pero allá se encontraba con amigos del liceo o de la urbanización, en el día era la playa, en las noches el malecón, lleno de conversaciones, música, y de fondo, el sonido de las olas y la brisa marina.

Un sonido interruptor y todo comienza desvanecerse rápidamente, siente la calidez del edredón, y está de vuelta en esta ¿realidad? Era el despertador del celular, programado a las 6:00 am, estiró levemente el brazo, lo alcanzó con la mano y, suavemente, deslizó el dedo en la pantalla apagando el sonido. Sumaba un nuevo día, uno más del año en curso, ya había completado varios años, tanto así, que ya tenía esposa e hijos.

El tiempo

En la otra mesa de noche, el celular de su esposa, también sonaba a las 6:00 am. Y comenzaban, ambos entre dormidos, a enviarse besos, solo el sonido con los labios, como los primeros trinos de las aves al amanecer, luego se buscaban, aún con los ojos cerrados y el beso, ahora en la boca. Se estiró levemente y se levantó, primero girando su tronco, a manera de quedar apoyado sobre su hombro y luego con el brazo fue subiendo su torso, de esa manera se cuidaba la espalda. Un leve paso por el baño para aliviar la vejiga, que siempre amanece llena. Ahora a la cocina, a preparar dos cafés.

Caminando despacio, desde la habitación hasta la cocina, enciende la luz de la despensa no la de la cocina, para darle oportunidad a que sus pupilas se adapten lentamente al nuevo día. Toma la Greca y le agrega agua hasta antes de la válvula, abre la gaveta y saca el café que guarda en un recipiente de vidrio con sello hermético. Al abrir el envase il profumo de un Catuai amarillo lo hizo inhalar profundamente cerrando los ojos. Lo despertó.

Dos tazas de café negro y una Moka Express. El tiempo y el colegio.

El tostado era medio y ya había determinado, previamente, que la cantidad de café era hasta la mitad del filtro. No lo presionó, solo lo asentó con unos ligeros golpes, lo insertó al depósito y le enroscó la parte superior de la Moka Express. Un nombre menos conocido, pero si, así se llama esa invención de Bialetti.

Ya nuevamente en la habitación —había llevado dos cafés, lo hacía todos los días— tanto él como su esposa, se sentaban en la cama y compartían el primer café del día. La ventana de la habitación da hacia el este y podían ver esas tonalidades rosáceas avanzando y venciendo la oscuridad de la noche. Lentamente, y viendo los primeros destellos de Helios, siguen disfrutando cada sorbo. Luego, ver la hora, salir de la cama y preparar todo para estar con los niños en el colegio y las otras actividades del día; todo marcado por ¿el tiempo?

Qué significa

Unas horas más tarde, ya más tranquilo y mientras bebía un café, recordó el sueño. A través de la ventana, la brisa movía las ramas de un Apamate, sus flores rosadas caían suavemente. Estuvo en la playa, pero como cuando tenía unos dieciséis años. “¿En sueños podemos viajar en el tiempo?” se preguntó. Pero, esa es una pregunta, que no podía responder. ¿O si? Quizás esa y otras respuestas están en lo más profundo de cada persona. Ese sueño lo hizo pensar en el hijo del cielo que, inexorablemente, y a sus debidos momentos, pide cuentas.

Unos años atrás, Einstein al explicar que el tiempo debe considerarse como una dimensión y, en conjunto con el espacio, forman lo que el denominó espacio – tiempo; y de acuerdo a la gravedad y la velocidad, puede curvarse y dilatarse. “¿El tiempo se estira o se contrae? pensó él. Pero, la física teórica, ni la experimental, eran su terreno.

El tiempo, al parecer, tiene varias formas de percibirlo, cuantas veces en momentos extremadamente agradables, las horas o minutos, se contraían y se diluían. O, la contra parte, porque hay una polaridad en todo, el tiempo se ralentiza ante un evento no tan agradable. y es como si el segundero tardara más en alcanzar la siguiente marca.

Sigue pasando

Habían pasado las fiestas navideñas, las reuniones familiares, los regalos y, había llegado enero, con la vuelta a lo cotidiano. El sol y el calor habitual de los días de carnaval, también eran parte del ¿pasado? Faltaban pocos días para la semana santa, y era como si hubiesen pasado dos páginas de una revista, de esas, que se ojea en una sala de espera. Él y su esposa estaban sentados en los cómodos sillones de la sala de su casa. Su hijo mayor, de unos diez años, jugaba sentado en el piso, con unos carritos Matchbox que tenía sobre la mesa de centro. La conversación giró a lo rápido que habían pasado los días.

—Hace tan poco estábamos celebrando el año nuevo. —dijo ella— pasó el carnaval y ya viene semana santa.

La temperatura de la noche era agradable, habían disfrutado la cena, y continuaba la conversación.

—Si, a veces pienso que el tiempo se ajusta a tu situación, si te gusta, se acelera, y cuando no, se dilata. —decía él— Cuando esperas una hora con ansias, las agujas del reloj, parecen frenarse.

—La relatividad de Einstein explica que el tiempo y el espacio son relativos, pero, todos los días experimentamos esa relatividad aquí mismo. —dijo él, mientras miraba a su otro hijo, que llegaba con más carritos.

La mejor explicación

El niño le enseñó un carrito nuevo que mami le había comprado.

—Cada vez que salimos, está pendiente que le compre carritos, parece que conoce todos los sitios donde los venden, ese, fue esta tarde. —dijo ella, viéndolo cariñosamente— le encantan.

Después de enseñarle el carrito a su papá, un Shelby GT 500 de 1971, se sentó al lado de su hermano a jugar.

—Lo cierto es que al paso que vamos, estaremos en diciembre, otra vez, muy, pero muy pronto. —“Qué buen gusto tiene, quisiera uno así pero de verdad, verdad” pensaba él mientras veía el carrito.

El niño mayor, que aparentemente, no los estaba escuchando, les dijo, viendo uno de sus carritos: —¡mamá, papá! ¿Saben por que, a ustedes, el tiempo se les pasa tan rápido?

Ella y él se miraron sorprendidos y volvieron sus caras al hijo, y ella preguntó: —¿por qué hijo?

—¡Porque ustedes no van al colegio! —Les dijo y siguió jugando.

Se quedaron pensativos, se vieron y era como si, telepáticamente, estuvieran de acuerdo que el tiempo, se alarga o se acorta,varía según la construcción mental de cada persona.

“Por que ustedes no van al colegio” pensó él, mientras bebía el café en la cama, junto a su esposa, al amanecer siguiente.

José Luis Araque al lado de una despulpadora de café
José Luis Araque es Magíster en Gerencia de Empresas mención Mercadeo. Productor y tostador de Café. Barista SCA

El nido de canarios

El nido de canarios se había convertido en un espectáculo sonoro, visual y de lecciones de vida.

El nido de canarios se había convertido en una bella distracción. Lo observaba en sus paradas a tomar café, a veces solo, mientras cuadraba su agenda o sencillamente descansaba, a veces, acompañado entre conversaciones. Un espectáculo de vida, de alegría y vistosidad e incluso de sabiduría. Estas aves con su colorido y sus cantos le alegraban la vida, un oasis, entre tantos altibajos.

El nido de canarios

Era un cliente habitual y mientras esperaba que le sirvieran un Espresso notó el canto armónico y melodioso de un ave, era un canario de tejado. Giró su cara hacia la ventana de la cafetería y observó, cómodamente sentado desde su silla, a una pareja de canarios en lo alto de un tubo eléctrico. Mirarlos y escucharlos casi pasa a la contemplación, de no haber sido por la interrupción del barista, pidiéndole permiso para servirle el café.

La mañana tenía esa calidez que se siente al contacto de los rayos solares, pero, también tenía ese toque gélido de la brisa de la mañana. Esa mezcla atmosférica le añadía nitidez al aire, era más cristalino y embellecía a donde se dirigiese la mirada. Miraba a los canarios, era el macho el que cantaba y vigilaba, simultáneamente, la hembra entraba y salía de un tubo eléctrico. Estos tubos por los cuales entran los cables que vienen del tendido eléctrico y van hacia las casas, edificios, etc. Este tubo, al final o comienzo, tiene una especie de cúpula con abertura hacia el suelo, para evitar que el agua de lluvia entre y cause un daño al sistema eléctrico. Esta cúpula resultó ser el sitio ideal para que una pareja de canarios hiciera su nido, para que formaran su hogar.

Pareja de canarios de tejado en los cultivos de Caroai Café.

hacer el nido

Durante la semana, por lo menos dos o tres días, iba hacia San Cristóbal en la mañana, y al final de la tarde, regresaba a su casa, cuestiones de trabajo. Así que, pararse a tomarse un espresso, generalmente en la mañana ya era una pausa en el viaje, un momento de relax, pues en lo agitado de la vida, siempre hay que buscar calma. Ahora cada mañana, primero mientras esperaba, y luego mientras disfrutaba su café, observaba y escuchaba a los canarios, los del tubo eléctrico. La observación empezó a tener un tono meditativo. Ver como uno de ellos estaba atento, mirando hacia todos lados, vigilando y cantando, mientras la pareja llevaba pequeñas ramas, y esas hojas secas, alargadas y finas del árbol de pino cercano. Una mañana, entre sorbos de café: “Estos canarios están construyendo su hogar” pensó él.

Sicalis flaveola es el nombre científico con el que calificó y describió el naturalista de origen sueco Carlos Linneo a estas aves. Sus hábitats incluyen varias partes de sudamérica, entre las cuales está la cordillera de los andes. El nido es construido por la hembra, mientras el macho vigila y canta. Se alimentan de semillas y brotes de gramíneas, por lo general se observan por el suelo, en pareja o en grupos.

El hogar

Al poco tiempo de observación empezó a notar el chirrido de los pichones. La pareja había construido su casa, por así decirlo, y ahora tenían sus hijos. Los alimentaban y cuidaban, unas semanas después, café en mano, notó que los pichones ya volaban, daban sus primeros pasos ante la vida. Tenían un color grisáceo, no el característico amarillo, seguían a la madre, por el suelo, mientras esta picoteaba, pero ya no les daba comida, les estaba enseñando donde conseguir sus alimentos.

Pasaban las semanas y observó que los pichones, con las enseñanzas primeras y necesarias, para enfrentar la vida, dejaron el nido. El tiempo continuaba, y entre muchos espressos, observó que el ciclo se reiniciaba. La pareja de canarios, el macho cantando y vigilando, la hembra reacondicionando el nido; así comenzaban de nuevo. Una mañana, como siempre, adornada por el canto del canario, hacía más placentero cada sorbo de café. Apareció algo nuevo, algo que no había visto, hasta ahora, una veloz mancha atravesó el espacio entre sus ojos y el nido.

Un gavilán habado, en fracciones de segundo, capturó a la hembra, cuando estaba entrando a la boca del tubo eléctrico. El canto del canario macho cambió a un tono lastimero, de tristeza por la compañera perdida. Un descuido, de solo milisegundos, se transforma en muerte, así es la naturaleza, así es la vida que todo lo equilibra. Poco tiempo después había otra pareja de canarios, no había forma de saber si el macho había conseguido otra compañera o era una pareja nueva, que aprovechaba el nido abandonado. La naturaleza no se detiene, la vida sigue, renace y todo se transforma, todo sirve.

La enseñanza de los canarios

Unos años después, en una de sus paradas habituales a tomar café, había invitado a una amiga. Los canarios estaban en el poste y continuaban cantando. Se sentaron y ella pidió un Latte vainilla y él un Cappuccino —generalmente pedía un espresso, pero el cappuccino era más acorde para una conversación— Ella tenía sus hijos jóvenes, los de él todavía adolescentes, unos minutos y la conversación iba hacia los hijos, los de ella.

—Tengo mi casa dividida, ahora tengo tres en una, mis dos hijos se fueron con sus parejas. —dijo ella con un tono melancólico—. Solo quería ayudarlos.

—Si, se que se han ido, pero, no entiendo lo de la casa. ¿dividida?

—Bueno, primero cuando mi hija decidió casarse con su novio, le construí un anexo, como un apartamento sobre mi casa. —le contaba ella, con su taza entre las manos—. Empezaron a vivir ahí, y luego, mi hijo se trae a su novia, y para ayudarlo, dividí mi casa, para que él tuviera su anexo, me pareció justo, bueno, ya había hecho lo mismo con su hermana.

—Pero, el esposo decidió ir a otro país a probar suerte —continuó ella, mientras él la escuchaba atentamente, al fondo se escuchaban los canarios— Así pasaron varios meses y ella en la casa, bueno trabajaba y yo la ayudaba con el niño, de vez en cuando viajaban pero regresaban, hasta que tomaron la decisión de quedarse.

—Debo confesarte que me pegó muy fuerte, ahora pienso cuando veré a mi nieto.

—Y ahora, mi otro hijo también se acaba de ir del país con su esposa. —lo decía con la mirada en la taza de café y que sostenía con ambas manos— Dividida y sola, así está mi casa, eso es lo que ha pasado.

—No valoraron el esfuerzo que hice por ellos, tanto esfuerzo, los ayude con sus casas y, se fueron, así nada más.

—¿Qué te parece? —le preguntó ella, mirándolo— ¿así son todos los hijos?

Él había estado atento a lo que ella le contaba, a veces, el solo hecho de escuchar sin interrumpir ayuda mucho.

—¿Me estás preguntando? —dijo él, con un ligero tono de advertencia— ¿Estás segura que quieres mi opinión?

—Si claro, ya te he contado.

la naturaleza

Tomó aire, como preparándose para lo que diría y le dijo: —Tengo varios años viniendo a este Café. ¿Ves lo alto de ese tubo, al lado de la columna?

—Si, claro. —contestó ella, medio confundida— ¿que tiene que ver eso?

—Ahí hay un nido de canarios, mira ahí está el macho, la hembra debe estar dentro o por llegar, tengo años observando, no se si a la misma pareja de canarios o quizás otra pareja. Lo que si se y he visto es como han ido construyendo el nido, luego escuchaba el piar de los pichones. —ella escuchaba, pero estaba confundida, ¿que tiene que ver todo esto?— he visto como los pichones empiezan a volar y sus padres le enseñan donde comer, ya no les dan. la madre va por el suelo picoteando y ellos atrás piando, pero ella no les da.

La sabiduría

—A las pocas semanas, los pichones ya preparados para la vida, se van. —él continuaba diciéndole— Y comienza un nuevo ciclo, por decirlo así. No se si he estado observando la misma pareja de canarios o ya estos sean otros. He estado viendo ese patrón, un comportamiento, una enseñanza de vida, lo que debería ser la preparación de los hijos por parte de los padres. Lo que nunca he visto, es que uno de esos pichones regrese con una pareja al nido.

Ella lo veía y, le costaba asimilar, pero todo empezaba a tener lógica.

—Tanto tu hija, como tu hijo ya se habían ido de tu casa, trabajaban y vivían independientes. ¿Porqué los traes a tu casa cuando ellos comienzan a hacer su propia vida? Fijate en los canarios, unas aves, unos animalitos, pero ellos no hacen eso. —Continuaba él— Esas aves son parte de la naturaleza y, como toda la naturaleza, siguen un patrón divino. Los antiguos griegos pensaron y escribieron sobre la naturaleza y, palabras más palabras menos, la naturaleza es el creador, la conciencia universal, el gran arquitecto, como lo quieras llamar; es Dios manifestado.

—La naturaleza, estimada amiga, es sabiduría en pleno, me vas a perdonar pero, si al caso vamos, has hecho algo que en la naturaleza, unas aves como unos canarios no hacen. Has hecho algo contra natura, suena duro, pero creo que así es.

Ella se quedó pensativa, veía hacia el nido, veía hacia su café, con la figura de una flor, de un perfecto arte latte, ya en el fondo de la taza. Respiro hondo, pero ahora con cierta tranquilidad.

—Se han ido. —refiriéndose a sus hijos— y eso es lo natural, tienes razón, así debe ser.

—Si, si les enseñaste bien, si los preparaste, puedes estar tranquila. Los canarios una vez que los enseñan, los sueltan. Un poeta libanés llamado Kahlil Gibran en su obra El profeta, tiene un poema llamado De los hijos, dice que los hijos vienen al mundo a través de ti, pero no son tuyos, tienen sus propios pensamientos y, culmina diciendo, que los padres deben ser como el arquero que tensa su arco y apunta su flecha hacia lo más alto. Entonces, disfruta viendo volar tus flechas.

Ya no tan pensativa, ahora más bien liberada, con alegría, luego de la despedida, se marchó a su casa, esta continuaría dividida pero ya no debía preocuparse por eso. Él, había pedido un espresso y, viendo el nido de canarios, les agradeció por tanta enseñanza.

José Luis Araque con una trilladora de café
José Luis Araque es productor y tostador de café. Barista SCA. MSc. Gerencia de Empresas mención Mercadeo

La Trepadora una novela escrita con café

“Entre lomas herbosas y laderas pobladas de cafetales…” así comienza La Trepadora obra de Rómulo Gallegos publicada en 1925. Estas primeras líneas emocionan y llaman la atención a un amante del café. La novela plantea el mestizaje que moldea la nación venezolana, el esfuerzo, la voluntad por hacerse un lugar en la sociedad y esa lucha interna entre dejarse llevar por las pasiones bajas y los pensamientos más elevados de cada ser humano.

La Trepadora tiene aroma a café

Y el segundo párrafo inicia de esta manera: “Por detrás de la iglesia y a lo largo del pueblo, la alta y sombría cortina de los guamos y bucares que cobijan los cafetales” Guamos y Bucares dos árboles asociados al cultivo de café, específicamente para proporcionar sombra, esta parte inicial de la obra cautiva a cualquier productor de café.

El guamo o árbol de guamo, aunque hay varias especies, sobre el Inga densiflora se realizó un estudio conducido por la Universidad del Valle, Colombia. En los resultados, se describe que este árbol en los cafetales, produce un mayor porcentaje de nitrógeno, que cae al suelo en forma de hojas secas y, estas son descompuestas por la actividad de microorganismos, liberando este importante nutriente. El árbol provee un abono natural y fácil de asimilar por los cafetos. Disminuye la temperatura del suelo y aumenta la capa vegetal. Crea un microclima favorable para aves y fauna silvestre. Un árbol benéfico para el cultivo del café.

Ejemplar de La Trepadora con una taza de café.

Los bucares, estos arboles tambien son familiares entre los productores de café. Su nombre científico es Erythrina poeppigiana y van desde los 10 hasta los 30 metros de altura. En la parte superior, abren sus ramas cubriendo los cafetos, y sus hojas, al caer al suelo, contienen alto contenido de nitrógeno. Estas hojas al igual que las hojas del guamo, son descompuestas por microorganismos y permiten la asimilación de nutrientes. Los bucares tienen unas hermosas flores entre rojo y naranja, que van creando una especie de alfombra alrededor de su tronco. Por sus flores, atraen una gran cantidad de aves, entonces, el productor de café puede convertir su finca en una ruta de observación y, de esta manera, puede obtener ingresos por turismo y café.

Azulejo entre las flores de un Bucare
El Bucare atrae a una gran diversidad de aves.

La gente que llegaba a trabajar el café

Hilario Guanipa hijo natural de Jaime del Casal —dueño de la hacienda Cantarrana— y de Modesta Guanipa. Esta última había llegado con su madre Gregoria, en época de cosecha como “cogedoras de café”, así como muchas otras personas venían de los pueblos cercanos, a trabajar en las haciendas. El autor describe a Modesta como de “rústica belleza” y los trabajadores de la finca la llamaban La flor de Caucaguita pues, eran de ese pueblo. Gallegos, en esta parte de la obra, menciona un hecho social que también ocurrió en el Táchira, refiriéndose al movimiento de personas de diferentes pueblos, y en el caso tachirense, venían incluso de Colombia a trabajar en las haciendas del café. Arturo Guillermo Muñoz en su obra El Táchira fronterizo refleja este fenómeno.

“El desarrollo de la industria del café durante las décadas siguientes a la guerra federal, atrajo una nueva ola de campesinos, la cual llegó al máximo durante la explosión cafetera de 1880 y 1890” y, luego Muñoz, escribe lo siguiente: “Muchos de los peones colombianos que inmigraban al Táchira para trabajar en las haciendas, se establecían en la región, y casi siempre talaban un pedazo de bosque para fundar su propia granja”

cantarrana

Llegando a Cantarrana —la propiedad de su padre, don Jaime del Casal—, Hilario Guanipa se detuvo un momento a observar esas tierras. “Desde allí se dominaba toda la hacienda extendida por las laderas del monte, y más allá, hasta donde alcanzaba la vista, el vasto panorama de los valles del Tuy”. Esta descripción ubica a Cantarrana, a la novela, en el actual estado Miranda. Esto en cuanto a lo geográfico .

En cuanto a lo temporal, la obra debe ubicarse desde finales de 1800 hasta 1924 -1925, que por cierto, este último, es el año en que se publica la novela. ¿Porque hasta 1925? Cuando el autor hace la descripción de Nicolás del Casal, nieto de don Jaime del Casal, educado por su tía Eleonora en Hamburgo, Alemania, lo describe como un mozo de 25 años. Narra que, estando en Alemania, en el último año de la guerra, al cumplir 18 años, se alista bajo la bandera alemana y va a cumplir su servicio. Se refiere a la primera guerra mundial que culminó en 1918, entonces quiere decir que si Nicolás del Casal, tenía 18 años en el último año de la guerra, entonces nació alrededor de 1900. Y, si era descrito como de 25 años, en la novela, en su parte final, corría 1925.

El beneficio del café

En la obra se menciona la recogida del café, y también, parte de esa faena relativa al beneficio. “…el gran patio enladrillado donde unos muchachos provistos de rastrillos removían el grano recién lavado que allí se secaba al sol; los corredores del contorno, bajo los cuales un centenar de mujeres, sentadas ante las mesas de escoger, lo iban clasificando a medida que salía de las trillas y descerezadoras…” En esta parte se describe el secado del café al sol, extendido en los patios, el café debe moverse de manera constante, utilizando unos rastrillos de madera. Por otro lado, se menciona la limpieza, la selección de las almendras de café verde recién trilladas, a fin de retirar granos fracturados, mordidos, negros o algún objeto extraño, esto con el objeto de tener mayor calidad.

Café en pergamino seco procesado con Lavado
Cafe en pergamino seco – proceso lavado

“…el ir y venir de los peones que los transportaban en sacos a los depósitos y de los arrieros que de allí lo sacaban para cargar las recuas de mulas que los conducirían a Caracas…” En cuanto a los sacos, la medida es de 60 kilos y, a las mulas, se le cargaban dos sacos, o una carga de café que equivale a 120 kilos. Otra medida utilizada es el quintal, que corresponde a 46 kilos de café verde. Aunque, para efectos de exportación, la medida que mayormente ha sido utilizada, son los sacos de 60 kilos. Las recuas de mulas eran el transporte, para esa época quien tenía mulas, era el equivalente moderno de poseer una empresa de transporte. Las mulas se cargaban y, con estos generosos y útiles animales, se trasladaba el café hasta los almacenes de las exportadoras, generalmente, casas alemanas.

Las casas alemanas

A mediados del siglo XIX comerciantes alemanes comenzaron a llegar a Venezuela. Ciudad Bolívar, Caracas, Maracaibo y San Cristóbal, los vieron llegar, establecerse y crear casas comerciales. Estas casas exportaban materias primas, como el café, e importaban herramientas, maquinarias, ropa, instrumentos musicales, vinos, aceites, en fin, la lista era muy amplia. También funcionaban como entes financieros proporcionando créditos a los dueños de haciendas. En la obra se menciona a la firma Hanssen & Co., esta empresa recibía todo el café de Cantarrana, tal como lo narra Gallegos.

Aquí, se observa la actuación de estas casas en la región central, al igual que ocurrió en el occidente del país, en ese triángulo comercial, definido por Maracaibo, San Cristóbal y Cúcuta; que establecieron los alemanes para exportar el café. En Táchira, por ejemplo, se establecieron la Minlos & Breuer, Anderssen & Moller, la Van Dissel & Rode que las personas llamaban la Botica alemana y, con los años, la Casa Steinvorth, cuyo edificio aún se encuentra en pie en San Cristóbal.

Guanipa

Hilario Guanipa regresa a su pueblo, después de varios años en los llanos y, al ver Cantarrana —la hacienda de café de su padre—, dijo: —¡Todo esto será mío dentro de poco!— Y lo logró. La motivación del amor a Adelaida a quien pretendía llevarse una noche, pero las notas de un nocturno de Chopin, calmaron a esa parte de centauro que todos tenemos y lo hizo ascender a la razón. Recuperar La Haciendita, los cafetales, el café que al ser bien tratado responde con agradecimiento y fortuna. Hacerse de Cantarrana y, ahora, en una mejor posición social, ganada con laboriosidad e ingenio, va en búsqueda de la amada, pero no como el mayordomo, sino como el dueño de hacienda.

Victoria

Adelaida, pacientemente, soporta brutalidades de Hilario, pero, sabe que es su tarea, su camino marcado por ella misma, cuando le dijo a don Jaime del Casal: —Padrino. ¡Yo seré esa mujer! La que ayudaría, a encaminar el alma de su amado hacia el bien y el alejamiento del vicio. Luego, con los años, la hija soñadora, encantada y emocionada, por una vida de renombre en la sociedad, pero, que se ve frenada por un apellido indio, cerrero e indómito: Guanipa.

Pero, la mente que todo lo crea, le da a ella, el apellido que no había aceptado su padre, Nicolas del Casal se enamora de ella. Y cuando Hilario se entera que el muchacho venía a Cantarrana a pedir la mano de su hija, lo esperaba para emboscarlo, con su alma atrapada en un remolino en el plexo solar. Pero al verlo, vio a su padre por quien siempre sintió un profundo respeto, su corazón se tranquilizó y ennobleció, permitiendo la llegada del joven y Adelaida comprendió que le había cumplido a su padrino. El avance de la trepadora que ahoga los cafetos y la vida de las personas en forma de viles sentimientos, por fin se cortó, y así fue, la victoria de Victoria.

Escrito por

José Luis Araque al lado de una despulpadora de café
José Luis Araque es Magíster en Gerencia de Empresas mención Mercadeo. Productor y tostador de Café. Barista SCA

El consumo de café en China para los próximos años

El consumo de café en China va en crecimiento y, esto debe ser aprovechado por los productores.
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Mujer bebiendo café, el consumo de café en China va en aumento
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El consumo de café en China está aumentando y, esto representa, una oportunidad de negocio para los países productores. También es una excelente oportunidad para productores de café que se enfocan en la especialidad, apuntando a alianzas con cafeterías de Tercera Ola.

Consumo de café en China: una oportunidad de mercado

En un estudio realizado por Mordor Intelligence sobre el mercado de café en China indica que el mercado de café tendrá una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR, por sus siglas en ingles) de 10, 42%. La ciudad de Chengdu, en el año 2020, se abrieron en promedio una cafetería por dia. Esta ciudad es el tercer mercado más grande de China. A raíz de la pandemia y las medidas de aislamiento, el consumo de café instantáneo aumentó. La demanda de café continúa en aumento, especialmente en zonas urbanas y, sobre todo, en profesionales jóvenes.

El segmento de interés

Fuente: mordorintelligence.com

Al observar el cuadro anterior, usted podría identificar cual sería su segmento objetivo dentro del mercado de café en China. Particularmente, para pequeños productores o, no tan pequeños también, enfocados en la especialidad, pueden orientar sus esfuerzos hacia las tiendas especializadas. Tiendas de café de Tercera Ola, que realicen sus propios tostados, que ofrezcan café de especialidad y resalten el origen.

Cerezas de café cultivadas con fertilizante orgánico
Cerezas de café cultivadas de manera orgánica

Este interesante segmento, va en pleno crecimiento, según lo planteado por la Asociación China de Café de Beijing a una tasa anual del 15 %. Entonces, para todas esas fincas de café, que tengan entre sus objetivos de negocio, la exportación, definitivamente China es una, muy viable, opción.

Es un buen objetivo de negocio para una finca de cafe, producir y destacarse en la calidad de su café verde, con todo lo que eso conlleva. Un café de origen, mejor aún, catalogado como de especialidad, será muy apreciado por las tiendas especializadas y, sobre todo, bien pagado.

Amigos caficultores, éxitos en sus negocios.

José Luis Araque con una despulpadora de café
Jose Luis Araque MSc. / Productor, tostador de cafe & Barista SCA

Bolsas para vivero de café

Las bolsas para vivero de café o, también para otros rubros como cacao y frutales, permiten el adecuado desarrollo de las plantas y, su exitoso establecimiento en campo.

Bolsas para vivero de cafe, cacao u otros cultivos.

A la hora de planificar un vivero es muy importante la compra de las bolsas para vivero, para cualquier rubro agricola que se estime desarrollar. El costo, la cantidad, las medidas son factores a considerar. El costo impacta definitivamente, en la planificacion financiera y en la rentabilidad esperada. En cuanto a las medidas hay diferentes opiniones y, sobre todo, experiencias, pues estas tienen un efecto en el desarrollo de las raices. Pero, el tamaño de las bolsas influye en la cantidad de sustrato, mientras mayor es el volumen de la bolsa, mayor sera la cantidad sustrato requerido. La cantidad de sustrato por bolsa, influye en la planificacion financiera del vivero. Aunque hay estudios cientificos donde se dan conclusiones sobre las medidas adecuadas.

Moler su café, antes de cada preparación y, en cualquier lugar es lo mejor.
Bolsas para vivero de cafe o, tambien, para otros rubros.

El tamaño adecuado para almacigos de cafe

En el parrafo anterior esta un enlace a un estudio cientifico en el cual, en las conclusiones, se determina que el tamaño adecuado es de 18 x 23, esto es un volumen de de 2000 gramos de sustrato en promedio. En otro estudio realizado por CENICAFE en Colombia se concluye que el tamaño adecuado de las bolsas, en el caso del cafe, es de 17 x 23. Como vemos, ambos estudios, tienen conclusiones muy similares. Pero, en el estudio realizado por CENICAFE, reflejan que los viveros comerciales, utilizan, generalmente, bolsas de 13 x 17, que se ven muy bien, aunque el estudio estima que es por la aplicacion de fertilizantes y pesticidas que, obviamente, aumentan el costo de produccion.

Bolsas para vivero de cafe, cacao, etc.

la mejor eleccion

Usted puede seguir las recomendaciones cientificas, que concluyen y recomiendan un tamaño de bolsa de 17 o 18 x 23. Pero, tambien puede tomar en cuenta el tiempo en vivero, es decir, el tiempo que va a pasar la plantula en bolsa, antes de ser llevada a campo. Tambien, debe tomar en cuenta que el tamaño sugerido implica un promedio de dos kilos de sustrato por bolsa y, esto implica un costo, que, por ejemplo: si usted estima un vivero de 20000 plantas, implica que usted requerira 40 mil kilos de sustrato o 40 toneladas. Aqui tambien debe considerar la fertilizacion, en este caso le sugerimos inclinarse por sustratos y fertilizantes organicos.

Plantulas de cafe en vivero
Plantulas de cafe en vivero.
Realice su pedido

Realice su pedido, en unidades por millar, es decir, si necesita, 10.000 bolsas, son diez millares. Tome en cuenta, que se estima, entre uno y dos por ciento, de porcentaje de bolsas con defecto.

Sera un placer satisfacer su necesidad y que su vivero sea un exito.

José Luis Araque con una trilladora de café
José Luis Araque es productor y tostador de café. Barista SCA. MSc. Gerencia de Empresas mención Mercadeo